Por Erika Elnen
Como nutricionista especializada en longevidad, una de las preguntas que más me hacen es: ¿Por qué algunas personas envejecen con salud y vitalidad mientras otras desarrollan enfermedades a edades tempranas?
La ciencia nos da cada vez más respuestas. Hoy sabemos que solo un pequeño porcentaje del envejecimiento está determinado por nuestros genes. El resto… está en tus manos.
Varios estudios científicos han demostrado que el envejecimiento saludable depende en gran medida de nuestros hábitos diarios. Aquí te comparto los principales factores que impactan en tu longevidad y su peso aproximado:
Este es, sin dudas, el protagonista. Dentro del estilo de vida se incluyen:
Alimentación (30%): Una dieta rica en alimentos reales, antioxidantes, fibras, grasas saludables y baja en ultraprocesados ayuda a frenar la inflamación crónica, principal motor del envejecimiento acelerado.
Actividad física (15%): El movimiento regular mejora la función cardiovascular, cerebral y muscular. No se trata solo de ejercitarse, sino de evitar el sedentarismo.
Gestión del estrés y salud emocional (15%): El estrés crónico envejece las células. Técnicas como la meditación, la gratitud y las relaciones sociales positivas ayudan a preservar la salud.
Sueño reparador (10%): Dormir entre 7 y 8 horas de buena calidad es clave para reparar tejidos y regular hormonas vinculadas al envejecimiento.
No fumar y consumo moderado o nulo de alcohol (10%): El tabaco y el exceso de alcohol son aceleradores directos del deterioro celular.
Tus genes influyen, pero no determinan. Existen personas con predisposición genética a ciertas enfermedades que nunca las desarrollan… gracias a sus hábitos. Lo que heredas es una “tendencia”, no una sentencia. Podés modificar esta tendencia cambiando tus hábitos.
Si bien no se cuantifica fácilmente en porcentaje, vivir con propósito, la espiritualidad, tener relaciones significativas y pertenecer a una comunidad se asocia directamente con mayor longevidad y mejor calidad de vida. Las zonas azules del mundo lo confirman.
Envejecer con salud y plenitud no es cuestión de suerte. Es el resultado de decisiones diarias. Alimentarte bien, moverte, descansar, gestionar tus emociones y construir vínculos positivos puede ayudarte a vivir muchos años… y lo más importante: a disfrutarlos.
Tu longevidad está en tus manos. Empezá hoy a cuidarla.
Si necesitás que te acompañe, agendá una consulta conmigo.
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